jueves, 24 de diciembre de 2009

¿FELÍZ NAVIDAD?

Cuando suene la última campanada en el reloj de la Puerta del Sol, con la última uva de la suerte, finalizará el año 2009 y según la FAO para entonces habrán muerto cinco millones de niños por hambre solo en el año que termina. El siguiente segundo marcará el comienzo del año 2010 y con éste comenzará otra lúgubre cuenta de fallecimientos de niños que ocurrirán en el año nuevo.
Durante 2009 solo las enfermedades derivadas del consumo de agua no potable en el tercer mudo, han ocasionado la muerte de dos millones de niños. La malnutrición afecta a 178 millones de niños y de niñas y está directamente asociada a la muerte de 3,2 millones de ellos cada año; afectará a más de 25 millones para el año 2050, según Save de Children.
Mas de mil millones de personas subsisten en el mundo con menos de un dólar por día. Otros 2700 millones luchan por sobrevivir con menos de dos dólares al día, según la ONU.
Durante estas navidades las familias españolas gastarán una media de 800 € en cenas, compras y demás derroches, según ESADE.
Esta noche es Nochebuena y en los hogares del primer mundo se despilfarrará con glotonería y ostentación. Los grandes almacenes y un sinfín de tiendas permanecerán abiertos hasta última hora al objeto de favorecer al máximo un consumismo desmedido al que todos nos hemos entregado con vehemencia y al que parecemos habernos acostumbrado como si todo este derroche tuviera una justificación razonable.
A la vista de toda esta desigualdad entre nuestro primer mundo y esa gran mayoría que malvive y muere en la mas absoluta de las miserias, cabría preguntarse qué demonios celebramos hoy.
Oficialmente los cristianos celebran el presunto nacimiento, hace más de 2000 años de un niño judeopalestino que llegó a rabino y que predicó en la última parte de su corta existencia una heterodoxia del judaísmo que llegó a costarle la vida en penosas circunstancias, traicionado por los judíos en connivencia con los romanos, quienes seguramente vieron en sus predicamentos una doctrina peligrosa para sus intereses.
Y es que este joven judío hablaba de amor, de hermandad, de austeridad y de compartirlo todo con los demás. De igualdad universal y de justicia.
Sus seguidores y adeptos y quienes se han declarado sus ministros en La Tierra, se han pasado los últimos 2000 años contraviniendo todas y cada una de sus enseñanzas. Han protagonizado en su nombre guerras, dolor y muerte, odio xenófobo, intransigencia y avaricia.
Hoy, se entregarán como los demás al consumismo injustificable a costa de un mundo que agoniza incontrolablemente por el hemisferio sur.
La razón del atiborramiento de hoy no puede ser la del cumpleaños de quien predicó la pobreza como virtud y la igualdad de toda la humanidad. Estoy seguro de que es otra muy distinta.
En mi caso, no encuentro nada que lo justifique.
Allá cada uno.