Cuando suene la última campanada en el reloj de la Puerta del Sol, con la última uva de la suerte, finalizará el año 2009 y según la FAO para entonces habrán muerto cinco millones de niños por hambre solo en el año que termina. El siguiente segundo marcará el comienzo del año 2010 y con éste comenzará otra lúgubre cuenta de fallecimientos de niños que ocurrirán en el año nuevo.
Durante 2009 solo las enfermedades derivadas del consumo de agua no potable en el tercer mudo, han ocasionado la muerte de dos millones de niños. La malnutrición afecta a 178 millones de niños y de niñas y está directamente asociada a la muerte de 3,2 millones de ellos cada año; afectará a más de 25 millones para el año 2050, según Save de Children.
Mas de mil millones de personas subsisten en el mundo con menos de un dólar por día. Otros 2700 millones luchan por sobrevivir con menos de dos dólares al día, según la ONU.
Durante estas navidades las familias españolas gastarán una media de 800 € en cenas, compras y demás derroches, según ESADE.
Esta noche es Nochebuena y en los hogares del primer mundo se despilfarrará con glotonería y ostentación. Los grandes almacenes y un sinfín de tiendas permanecerán abiertos hasta última hora al objeto de favorecer al máximo un consumismo desmedido al que todos nos hemos entregado con vehemencia y al que parecemos habernos acostumbrado como si todo este derroche tuviera una justificación razonable.
A la vista de toda esta desigualdad entre nuestro primer mundo y esa gran mayoría que malvive y muere en la mas absoluta de las miserias, cabría preguntarse qué demonios celebramos hoy.
Oficialmente los cristianos celebran el presunto nacimiento, hace más de 2000 años de un niño judeopalestino que llegó a rabino y que predicó en la última parte de su corta existencia una heterodoxia del judaísmo que llegó a costarle la vida en penosas circunstancias, traicionado por los judíos en connivencia con los romanos, quienes seguramente vieron en sus predicamentos una doctrina peligrosa para sus intereses.
Y es que este joven judío hablaba de amor, de hermandad, de austeridad y de compartirlo todo con los demás. De igualdad universal y de justicia.
Sus seguidores y adeptos y quienes se han declarado sus ministros en La Tierra, se han pasado los últimos 2000 años contraviniendo todas y cada una de sus enseñanzas. Han protagonizado en su nombre guerras, dolor y muerte, odio xenófobo, intransigencia y avaricia.
Hoy, se entregarán como los demás al consumismo injustificable a costa de un mundo que agoniza incontrolablemente por el hemisferio sur.
La razón del atiborramiento de hoy no puede ser la del cumpleaños de quien predicó la pobreza como virtud y la igualdad de toda la humanidad. Estoy seguro de que es otra muy distinta.
En mi caso, no encuentro nada que lo justifique.
Allá cada uno.
4 comentarios:
Quizá deberías preguntarte primero tú que es lo que celebras en Navidad. No entiendo muy bien y me gustaría me explicaras tú o todos los que son como tú, que hacen comprando regalos de Reyes o de Santa Claus, o celebrando la Nochebuena y la Nochevieja con tod la familia. Y no me vale eso de decir que es por no quitarle la ilusión a los niños. Precisamente a los niños se les inculcan las ideas de pequeños y si no os gusta la Navidad ni el Cristianismo, no os gusta para nada y nada es nada, ni regalos ni celebraciones ni nada que se le parezca. Siempre habeis sido y siempre sereis unos hipócritas, pero si me puedes explicar porque celebras la Navidad como casi todo el mundo cuando publicamente renuncias a ella y todos sus ideales, te lo agradecería, quizá así lo entienda.
Por otra parte, te agradecería me dijeras también si has hecho algo por ayudar a todos esos niños que dices. Yo si.
Lo que no sé es de qué parte de mi escrito deduces tu que yo celebro navidad ninguna, ni Santa Claus ni nada por estilo.
Me permito criticarlo precisamente porque ni lo comparto ni lo celebro.
Respecto a los niños yo no se que es lo que harás tu. Yo llevo más de 20 años colaborando con varias ONG`s que realizan programas de cooperación internacional con personas y concretamente con niños de países de América Latina y de África. Diseño y pongo en práctica programas para la mejora de la calidad de vida de las personas, su alimentación e incluso su educación o su ocio.
En cualquier caso, te agradezco tu participación en este blog y quedo a tu disposición para cualquier otra aclaración.
Ande, ande, ande, la marimorena...
Cada uno se pone transcendental cuando le parece oportuno. A mí, en Navidad-Año Nuevo-Reyes no me lo suele parecer (salvo que me dé el ataque nostálgico). El celebrar o no estas Fiestas no es sinónimo de ser o no creyente; para mi que no lo soy son una tradición cultural: la familia, los amigos... Pongo árbol y un belén pequeñito, preparo cenas y comidas especiales, abro botellas de cava y compro regalos, le deseo felices fiestas a todo el mundo y procuro disfrutarlas. No me supone ninguna contradicción, no me parece incompatible con una actitud solidaria, con una colaboración en alguna ONG (en mi caso Aldeas Infantiles), con una afiliación a una organización de izquierda. A lo largo de todo el año uno va siendo lo que es y haciendo lo que cree que debe hacer. Las fiestas son para disfrutarlas en la medida que se quiera y pueda, el no hacerlo también es personal, salvo que se decida hacer bandera de ello para... ¿épater les bourgeois? Me parece que se ha pasado usted un poco y ha quedado como un "triste" pero, en fin, como en otras ocasiones estoy de acuerdo con lo que escribe y teniendo en cuenta que nadie es perfecto, le deseo unas buenas Fiestas y un Feliz año 2010.
Las creencias religiosas y las ideas políticas no tendrían, en principio, que presentar incopatibilidad ninguna, aunque a menudo no sea tan fácil ser de izquierdas y comulgar con la iglesia católica. La opción de celebrar o no las navidades es personal, como todo lo que tiene que ver con la religión, y yo respeto todas las opiniones. No obstante me reservo el derecho de opinar al respecto, al igual que cualquiera. En cualquier caso, le agradezco mucho su interés por mi blog y por mis escritos y espero que sigamos charlando en otras ocasiones. Le deseo, estimada Elisa, unas felices fiestas y espero que el año nuevo le sea propicio y satisfactorio.
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